viernes, 23 de noviembre de 2012

Trufas para todos.

Provengo de una generación en la que,por desgracia,los niños no disfrutamos de las atracciones y juegos tan bonitos y seguros que existen ahora en la mayoria de los parques de la ciudad. Y esto ha supuesto un avance y una mejoria de la calidad de vida de la que me alegro y congratulo sobremanera.
Pero,lamentablemente parece que esta alegría no es compartida por todo el mundo. En estos últimos dias he podido observar como los toboganes,columpios y demás artilugios del parque bajoviaductos en San Julian han sido objeto de cierto vandalismo,con la firma de incongruente adolescencia.
Me duele,y sin embargo no puedo dejar de sentir cierta lástima por esos jóvenes,que seguramente resignados y convencidos de su fracaso respecto a su propia generación y a las precedentes intentan arruinar la felicidad de las posteriores,persiguiendo un afan de reconocimiento por el grupo social de "cagalfombras" al que pertenecen.
Pero esto no es lo peor.Posiblemente a los vándalos les podamos otorgar el beneficio de la duda por estar atravesando una etapa de la vida en la que la masa encefálica y el civismo no se ha desarrollado por completo. Lo peor son las personas,entre las que se encuentran algunas "que ya no hacen la mili" que decian nuestros abuelos,y que llevan a sus perros a pasear al parque infantil. Y por supuesto que cuando digo "pasear",en realidad quiero decir "cagar".
Lo de los perros no tiene solución inmediata,primero hay que educar a los propietarios. Desgraciadamente la mayoría de animales no merecen el dueño que les ha caido en suerte.
Yo,la verdad,no entiendo esa manía de socializar la mierda. Y si bien es cierto que la MAYORIA de propietarios CUMPLE CON LA OBLIGACION de recoger "los cristales" en una bolsa,existe una minoría que no es consciente del riesgo y la insalubridad que suponen las deyecciones caninas en un parque CREADO para y por los NIÑOS. Y si son conscientes,directamente se la trae al pairo.
Y no contentos con dejar aquello como una plantación de ajos,ahora también se dedican a subir a sus animales a los toboganes,casetas etc.,dejando todo lleno de huellas,pisadas y barro,vamos,ideal para que los niños se diviertan sin riesgo.
Desde aqui no puedo más que darles alguna idea: Si no estan dispuestos a agachar el lomo para recoger las trufas,por lo menos que pongan señales de localización al estilo de las de las que usan los del "C.S.I.". También podemos aconsejar al Excmo.Ayuntamiento de que envie de vez en cuando a la policía local a dar vuelta,o bien poner una pancarta informativa a la entrada del parquecito: "Mierdas de perro inundan San Julián,unas tú las pisas otras te quieren pisar".
Yo por si acaso,con un juego parecido al "buscaminas" ya estoy entrenando a mi sobrinico de dos años,para que pueda detectar a tiempo esas pequeñas minas antipersona que según dicen traen buena suerte pero que lo único que traen son peste,mala hostia y un odio visceral hacia los "encantadores de perros".
De todas formas,pido perdón a todo aquel que haya podido darse por aludido y por ende ofendido,antes de ser tachado de fascista por decir estas impertinencias,porn no dejar a vuestros amiguitos aliviarse de esos terribles apretones,por ser incapaz de entender que cuando tu perrito caga regala al mundo una parte de su ser y nos obsequia con una pequeña celebración del sagrado ciclo de la naturaleza.
Debería hacer algo para resarcirlos,pero en verdad no sé que hacer para devolverles sus regalos;sembrar la ciudad y sus parques de mierdas y orines es algo que no puede quedar sin recompensa.
Por eso he decidido,que,dado que estamos ya tan cercanos a la Navidad,lo más lógico sería dejarles un pino en su puerta.